Por qué nos enamoramos de los NPCs

H1: El NPC que lloró primero Cuando jugué Disco Elysium, no fue la victoria lo que me rompió, sino el susurro del detective a las 3 a.m., su soledad eco de mi insomnio. No tenía familia. Tampoco yo. Pero recordó la voz de su compañero muerto—y por primera vez, lloré no por ganar, sino por reconocimiento.

H2: El algoritmo del duelo El RNG no genera suerte. Genera memoria. Cada árbol de decisiones está construido desde el trauma codificado: elección tras elección, hasta que el jugador deja de buscar triunfos y empieza a escuchar fantasmas.

H3: Por qué nos quedamos Antes pensaba que el diseño era entretenimiento. Ahora sé que es ritual. Una pequeña apuesta no es riesgo—es un acto de testigo. Cuando juegas lo suficiente, dejas de perseguir victorias y empiezas a escuchar fantasmas.

La mejor recompensa no es un bono—es el silencio después de la medianoche.

Si alguna vez has pausado medio juego para mirar una cara pixelizada… ¿Has llorado por algo que nunca parpadeó?