Cuando suena el tambor

Nunca imaginé encontrar mi valor en la arena hasta que una noche, sola, escuché los latidos como tambores lejanos. Crecí entre dos mundos: el caos del Carnaval de Río y el silencio de mi apartamento en Queens. Aprendí que la alegría real no viene de las apuestas grandes, sino del ritmo lento, de respirar con cada tirón. El ‘Golden Rooster’ no es un dios. El ‘Samba Beat’ no es magia. Son ecos—ritmos que reflejan cómo guardamos la respiración cuando estamos cansados, solos o buscando algo verdadero.